domingo, 1 de septiembre de 2013

Capítulo 10.

Ella se gira mientras yo me acerco con paso acelerado.
- Dime, Dani.
- Bueno, no era nada... Solo que he pensado que quizás podríamos cenar hoy, o no sé...
Ella sonríe ante la torpeza de mis palabras, pero no obtengo la respuesta que esperaba.
- Hoy tengo una reunión importante y no sé a que hora voy a acabar... Quizás otro día, ¿no?
- Sí... Claro, no te preocupes. Bueno, pues ya nos veremos. Chao.

Y antes de que ella pueda despedirse, doy media vuelta y vuelvo al sitio del que no tendría que haberme movido. Rabia y dolor se mezclan muy dentro de mí. ¿Qué esperaba? Quizás solo un simple "sí". Pero supongo que lo lógico ha sido oír el "no". Aunque "lógico" no significa "menos doloroso".

Entro a grabar e intento recordar todas mis frases pero mi cabeza da vueltas a otra cosa.
- Dani, ¿estás bien?
Me pregunta Melani al ver que por cuarta vez consecutiva no recuerdo que tengo que decir.
- Sí...
- Venga, vamos a intentarlo de nuevo.
Esta vez sí me sale, pero solo es una de las muchas escenas que tengo que grabar hoy.

Hacemos un descanso para ir a comer algo. Todos hablan pero yo me quedo rezagado pensando en lo que no debería pensar.
- Martínez, ¿qué te pasa? Estás ido.
- ¿Eh? Nada, nada. -respondo rápidamente.
- Lleva así toda la mañana... -comenta Edu.
- Que no me pasa nada.
- Antes he salido a fumar y te he visto hablando con una chica y juraría que era aquella que trabajaba contigo en Tonterías. -me dice Melani.
- ¿Anna? ¿Anna Simon? -pregunta David.
- Sí. -respondo.
- ¿Y eso no tendrá nada que ver con tu estado de ánimo, no? -me preguntan. Me quedo callado unos segundos.
- Claro que no.
- Ya, ya... Hubo un tiempo que se comentó que estabais juntos...
- ¿Ah sí? Pues yo no lo sabía.
- Es verdad, a mí también me suena haberlo oído.
- Pero, ¿es cierto?
No respondo, almenos no todo lo rápido que ellos se esperaban. - ...Sí.
Se hace un silencio después de mi respuesta. - Pero no quiero hablar del tema.
Me levanto y me marcho. Escucho sus cuchicheos hasta que salgo. Cojo el móvil y me distraigo hablando con amigos hasta que es la hora de retomar las grabaciones.

Pasa la tarde de manera larga y aburrida. Sin duda hoy ha sido un día raro. Supongo que al verla me he sentido tan bien como hacía tiempo que no me sentía pero después he vuelto a saborear la amargura al entender que ha sido solo un encuentro de casualidad...

- Dani, vamos a tomar algo todos, ¿te vienes?
- Puf... No me apetece la verdad, quiero ir a casa.
- Va, vente... Así desconectas.
- Estoy cansado... Salid vosotros, mañana nos vemos.
Me despido y me voy a casa.

Me ducho y me tumbo en el sofá desganado. Pongo la tele pero no echan nada que me distraiga. Miro el reloj. Las siete y media. Apago el televisor y cierro los ojos.
Y cuando creo que voy a quedarme dormido, suena el teléfono. Es un mensaje.
"He acabado antes de lo que pensaba, ¿sigue en pie la cena?"

domingo, 11 de agosto de 2013

Capítulo 9.

La miro de arriba a abajo. Aún no sé si puedo creérmelo. Es ella y está delante mío.
- Ann. Anna...
- Hola... ¿Me das dos besos? -me pregunta con una sonrisa en los labios.
- Claro... -me acerco para saludarla. No ha cambiado de perfume y eso me encanta- ¿Qué haces aquí?
- Pues nada... Estaba por aquí y cuando te he reconocido no he podido evitar saludarte...
Observo cada uno de sus gestos. ¿Cuánto hacía que no nos veíamos? Desde aquella tarde en mi casa... A mí me han parecido siglos...
- Me alegro de que te hayas acercado... Hacía mucho que no te veía, cara a cara quiero decir... Porque desde que hiciste las fotos para el Corte Inglés estás por todos lados... -le digo aún aturdido por la sorpresa de verla de nuevo. Ella se ríe, con esa sonrisa traviesa de no haber roto nunca un plato. Y yo me limito a observarla. Me reprimo un "te he echado de menos" que quiere salir a gritos de mi garganta. Y vuelvo a a sonreír. - ¿Y cómo te va todo?
- Bien, todo bien... ¿Y tú que tal? Veo que estás grabando para Aída, ¿no?
- Sí... Me gusta mucho este trabajo... Estoy muy contento...
Disfruto una vez más de su tímida sonrisa. - Y ahora... ¿Estás viviendo en Barcelona?
- Sí... Pero últimamente paso más tiempo aquí que allí... ¿Y tú? Aquí, ¿verdad?
- Pues sí... Aunque ya no vivo en el mismo piso...
- ¿Ah no?
- No... Demasiados recuerdos...
Veo como su expresión cambia. Se pone seria y aunque intenta disimularlo sé que todo nuestro pasado se le ha venido a la cabeza.

- ¡¡¡Dani!!! ¡¡¡Te toca!!!! -gritan desde dentro del edificio.

- Bueno... Tengo que irme...
- Sí, no te preocupes...
- Anna...
- Dime.
- Bueno que... Me ha gustado verte...
- A mí también, Dani... Espero que todo te vaya bien...
- Igualmente... Cuídate mucho...
Ella sonríe y se aleja. Y yo me quedo mirando como se va. ¿En serio vas a dejarla ir? ¿Otra vez? Me digo a mí mismo.



- ¡Anna! ¡Espera!

sábado, 10 de agosto de 2013

Capítulo 8.

Octubre, 2013.

El tiempo pasa rápido y las cosas cambian demasiado. Miro atrás y muy pocas cosas son ahora como eran antes. La gente que me rodea hoy no estaba conmigo hace meses y las personas que hace meses necesitaba a mi lado hoy ya no están. Supongo que todo pasa por algo pero a veces desearía que todo fuera como antes... A veces me gustaría poder llamar a quien antes tenía en mi lista de 'contactos favoritos'. Tuve que borrar su número de mi teléfono, pero tengo cada dígito grabado en mi mente. ¿Cuántas veces habré tecleado su número y no me habré atrevido a darle a la última tecla? Demasiadas, y  hoy se suma una más.

Mi vida profesional va sobre ruedas. Algunos proyectos han fallado pero me han servido para darme cuenta de que no lo tengo todo ganado, y que para conseguir algo hay que luchar hasta el final. Intento evadirme de mi vida personal con mi trabajo, con mis actuaciones y ensayos pero han pasado demasiadas cosas y empiezo a pensar que son imposibles de olvidar.

A veces intento pensar cómo he llegado hasta aquí. En qué he fallado y qué es lo que me ha salido bien. Pero entonces me doy cuenta de que es mejor no pensar. ¿A caso gano algo martirizándome con lo que fui y lo que dejé de ser? ¿A caso puedo echar el tiempo atrás y cambiar ciertas decisiones? Quizás si pudiera tampoco cambiaría nada o sí, ni siquiera lo sé.

Me apoyo en la pared esperando que digan mi nombre para entrar a grabar. Aún no hace frío pero el viento empieza a refrescar. Cojo el móvil y me doy cuenta de que cada vez que miro la pantalla lo hago esperando ver un mensaje suyo, pero nunca hay nada.
Es entonces cuando me parece sentir su olor...

- Vaya... Camisa a cuadros, Converse y enganchado al Iphone... No cambias Martínez...

lunes, 24 de diciembre de 2012

Capítulo 7.


La miré sorprendido e intrigado.
- ¿Ah sí...? –pregunté mirándola travieso.
- Aham...
- ¿Y me vas a decir de qué...?
- No te fuiste de casa con mi pijama puesto... –me reí por como lo dijo, pero aquella respuesta me decepcionó... quizás porque yo esperaba que contestara algo como “me quedé con ganas de besarte más”.
- ¿Solo te quedaste con ganas de eso? ¿De verme salir de tu casa con tu pijama? –pregunté siendo más valiente de lo que yo mismo creía que era y acercándome a ella un poco más, quizás hasta el punto de intimidarla.
- Eh... Pues... Sí... –respondió sin mirarme a los ojos, demostrándome que no estaba diciendo la verdad. Yo sonreí satisfecho y ella me miró seria- No sonrías así...
- ¿Así? ¿Cómo?
- Así... Como si hubieses conseguido tu propósito, que no era otro que intimidarme.
Solté una carcajada y volví a mirarla y entonces me vi reflejado en sus ojos azules, transparentes y brillantes.  – Tampoco me mires así... –dijo de pronto.
- ¿Así? ¿Cómo? –volví a preguntar.
- Así... Como si me comieras con la mirada... –respondió seria, mirándome fijamente.
- Ahora me estás intimidando tú... –confesé sin apartar mi vista de ella y vi como sonreía, igual que yo sonreí hacía unos minutos.
- Tenía que devolvertela... –me dijo satisfecha y en aquel  momento me di cuenta de que estábamos demasiado cerca, lo suficiente como para notar el aire que soltó ella en un suspiro. Después de observar sus labios la miré de nuevo a los ojos, y vi como la mirada de ella descendía hacia mi boca. Se estaba conteniendo, nos estabamos conteniendo los dos.- Bueno... –murmuró separándose y tragando saliva como si tuviera la boca seca.
- Bueno... –repetí rascándome la nuca- Yo... me voy ya...
- Vale... Bueno, Dani... Ahora todos vamos a tomar algo, ¿te quieres venir?
- Sí, claro.
- Genial. ¿Esperas a que coja mis cosas y vamos juntos al bar? –asentí y observé cada uno de sus movimientos. Como guardaba todo en el bolso, como se colocaba el pañuelo en el cuello y se abrochaba la chaqueta... Todo...
Salimos de producción y cuando empezamos a caminar hacia la cafetería, mi teléfono comenzó a sonar.
- Es Cris... -dije en alto mirando mi pantalla. Anna asintió y sonrió y yo descolgué- Hola.
- Hola, amor! Acabo de salir del reportaje! -dijo ella con energía.
- Qué bien, yo estoy yendo a una cafetería con los del equipo.
- Ah... Qué pena, yo ahora estoy yendo hacia plató y me preguntaba si querías ir a tomar algo... Los dos solos... -añadió luego, en una indirecta muy directa.
- Bueno, pues... ¿Te espero en el parking? Y ya veremos a donde vamos...
- Perfecto! Chao, te quiero! -murmuré un "yo también" y colgué. Anna y yo seguimos caminando mientras yo hablaba por teléfono, por eso ya estábamos cerca de la cafetería, pero cuando vio que la conversación con Cris había acabado, frenó en seco y me miró.
- ¿Te vas, no?
- Sí... ¿No te importa, no?
- No, claro que no... -respondió con una sonrisa quizás algo fingida. Después de darle un beso en la mejilla me marché por donde habíamos venido los dos, y esperé en el parking a que llegara Cris. En realidad, tenía ganas de pasar un rato con todos los del equipo y con Anna pero también me apetecía estar con Cris, así que por eso la esperé ilusionado y pasé con ella otra tarde perfecta.
Pasamos la noche juntos y a la mañana siguiente fuimos en su coche a plató. Ella recogió su guión pero no quiso leerlo conmigo, porque tenía que hablar con Mónica de algo que yo desconocía. Aproveché para buscar a Anna y leer el guión con ella pero no estaba en su camerino, así que supuse que estaría en la terraza, fumando.

Acerté, allí estaba, echándole un vistazo a su dosier mientras le daba una calada tras otra a uno de sus cigarros.
- ¿Qué tal si dejas el cigarro, y leemos el guión juntos? -pregunté cuando ella todavía no me había visto. Levantó la cabeza, soltó el humo y sonrió.
- ¡Claro! -dijo apagando el cigarrillo y yo me senté a su lado en el suelo.
- Aún hace frío para estar aquí...
- Sí... Pero me gusta. ¿Qué tal ayer? -preguntó curiosa.
- Muy bien... Fuimos a tomar algo y luego estuvimos en mi casa. ¿Y tú que hiciste al final?
- Estuve con los del equipo, se nos hizo tarde de tanto hablar y nos quedamos a cenar todos. Estuvo muy bien.
- Me hubiera gustado haber ido...
- Elegiste el otro plan... Cosa que entiendo, es tu chica... -respondió de manera amable mirando ya su guión, como si quisiera empezar ya a leerlo pero la interrumpí con otra pregunta.
-¿Y como llevas lo de Miki?
- Bien, bien...
- ¿De verdad?
- Bueno, cuando estoy sola me entra el bajón, no te lo voy a negar. Le echo de menos muchas veces, pero hay momentos en los que ni siquiera pienso en él... Cuando estoy con los del equipo, o contigo... o con Flo... -añadió al final, arrepintiéndose quizás de ese "contigo" que a mí me hizo sonreír.
- Pues cuando quieras volvemos a cenar en tu casa...
Anna me miró y se sonrojó. - Cuando quieras tú... -respondió y noté como le daba un escalofrío.
- Te dije que hacía frío para estar aquí...
- No tengo frío...
- Sabes que sí... Ven, tonta... -ella me entendió y se acercó más a mí y yo la abracé de la cintura, su cabeza se apoyaba en mi hombro y ambos mirábamos al frente. No pensé en si en aquel momento parecía que más que amigos fuéramos otra cosa, solo quise aprovechar esos instantes con ella- Entonces, ¿cuando repetimos lo de tu casa?
- ¿El qué?
- La cena... Y los bailes... Y las copas...
- ¿Y nada más...? -preguntó mirándome fijamente, cerca, muy cerca de mí.
Yo la miré a los ojos y cuando iba a responder ella empezó a reírse para luego mirarme pícara. - Era broma... -añadió aún con ojos traviesos.
Yo volví a sonreír. - Qué pena... Yo iba a contestarte en serio...
De repente su risa se acabó. - ¿De verdad?
- No... Lo mío también era broma... -respondí riéndome ahora yo. Ella me dio un golpe en el brazo después de llamarme "imbécil" creyéndose que yo no la escuchaba. Entonces volví a reírme pero de repente me callé al ver que en esa terraza Anna y yo no estábamos solos...

viernes, 7 de septiembre de 2012

Capítulo 6.

Anna respondió al beso, incluso agarró un puño de mi camisa y me pegó más a ella. Entreabrí nuestras bocas, y aquello hizo aumentar la temperatura y la pasión del beso. Mi lengua se coló entre sus labios y viajó por su boca, sintiendo que aquel beso era el mejor que me habían dado en toda mi vida.
Pero entonces me bajé de aquella nube en la que Anna me había elevado con sus labios, y me di cuenta de cual era la realidad. Eso no podía estar pasando. Entonces me separé de ella, aunque mi cuerpo deseaba no parar, no parar en toda la noche.
- S.será m.mej.or qu.e me v.vaya... -murmuré a milímetros de sus labios, y me levanté corriendo del sofá, cogí mi abrigo y salí de su casa. Sin escuchar lo que ella me dijo, si es que me dijo algo.
Aún tambaleándome por los efectos del alcohol llegué a mi coche pero decidí dejarlo ahí y llegar caminando a casa. Estaba demasiado borracho para conducir.

Me metí en la cama solo en calzoncillos. Aún hacía frío, pero yo tenía mucho calor, demasiado.
Aquella noche no dormí, no podía dejar de pensar en lo ocurrido. Había besado a Anna y lo peor es que volvería hacerlo. Tenía ganas de ir de nuevo a su casa, y volver a saborear sus labios. Tenía ganas de hacerlo todo con ella pero no podía, yo tenía novia. Yo debería tener ganas solo de estar con Cristina, pero no... No era así.
Sonó el despertador cuando aún estaba sumergido en mis pensamientos. Me duché para despejarme pero no lo conseguí, me dije a mi mismo que aquello tenía que olvidarlo. Que jamás volvería a besar a Anna porque era solo mi amiga y que tenía que hablar con Cris, porque el día anterior no habíamos terminado muy bien.
La llamé por si quería que la fuera a buscar e ir juntos a plató, pero para mi sorpresa me dijo que ella ya estaba allí. Todo bien, hasta que recordé que la noche anterior dejé el coche aparcado cerca de casa de Anna, es decir, cerca de plató y que Cris posiblemente lo vio.

No me quedó otro remedio que ir andando hasta allí, después de tomarme una aspirina, porque sabía que el dolor de cabeza durante el día iba a ser insoportable. Me acordé de Anna, y de que ella también estaría con dolor de cabeza... y sonreí, aún no sé por qué. Supongo que el hecho de que Anna pasara por mi cabeza cada dos por tres me hacía sonreír, cuando aquello en realidad era algo parecido a una tragedia.

- Hola. -escuché una voz al entrar a mi camerino, alguien me estaba esperando y no parecía muy contenta.
- Hola, Cris. -dije girándome y dándole un pico corto, porque ambos lo quisimos así.
- ¿Qué tal? ¿Estuviste toda la tarde en casa?
- ¿Cómo? -pregunté, aquello parecía un interrogatorio.
- Sé que has venido andando, vi tu coche aparcado fuera de plató esta mañana. Y me pregunto cual es el motivo...
- Pues... Ayer Flo me llamó para unos asuntos, y luego me invitó a un par de copas. No quería arriesgarme así que llegué a casa andando y esta mañana vine aquí igual. -aquella fue la mejor excusa que mi mente pudo fabricar con la presión de la mirada asesina de Cris.
- Ahá... -murmuró haciéndome entender que no me creía del todo, pero que no haría más preguntas al respecto.
- Y hablando de Flo, tengo que ir a pedirle mi guión. Luego nos vemos.

Después de un guiño de ojos salí de mi camerino, escapándome de aquel interrogatorio del que creí salir más o menos bien parado.
Entré a Flocución casi sin llamar a la puerta.
- ¿Qué pasa, Martínez? -me preguntó Flo a modo de saludo.
- Aquí estamos... Venía a por mi guión...
Flo me lo dio y me miró.
- ¿Y qué más...?
- Bueno... Quería pedirte un favor...
- Eso suponía... Tú dirás...
- Pues es que ayer quedé con Anna. Bueno, fui a su casa a cenar y bebimos bastante. Total que decidí volver a casa andando y hoy Cris al venir vio mi coche aparcado aquí. Le he dicho que con quien me tomé un par de copas fue contigo, arreglando unos asuntos... Por si te pregunta... Ya sabes...
- Sí. Está bien. Pero... ¿has hecho algo que no deberías con Anna?
- ¡No! Para nada. -aquel beso no fue nada malo, ¿no?- Pero ya sabes como es Cris... Y prefiero no tener problemas...
- Ya... Ahora entiendo porque a Anna le duele tanto la cabeza... ¿Tú igual, no? No quiero fiestecitas cuando hay programa... -dijo riñiéndome entre risas.
- Nunca más. -respondí riéndome, abriendo ya la puerta pero aún mirándole, y cuando me giré para salir tenía a Anna pegada a mí, también despistada con intención de entrar al camerino de Flo. Pero al chocarse conmigo me miró y tras unos segundos sonrió, haciéndome sonreír a mí también.
- Hola... -dijo tímida.
- Buenos días... -respondí con la misma timidez, y dejándole paso para entrar- Nos vemos luego...
Ella asintió algo sonrojada y yo cerré la puerta, apoyándome en ella y resoplé. ¿Sabéis cuando sentís un golpe rápido y fuerte en el estómago? Justo eso sentí al verla. Justo eso.

Durante el programa sentí la presión que Cris me provocaba al estar detrás de las cámaras. Sentí que me vigilaba y odiaba eso. Pero después de publicidad tuvo que irse a un reportaje y yo me alegré de ello. Así que me mostré mucho más relajado ante las cámaras y ante Anna, a la que miraba y sonreía cada vez que tenía oportunidad.
Terminó el programa y recogí mis cosas. Antes de salir de redacción pasé por el camerino de Anna, el cual tenía la puerta entornada. Entré sin que ella se diera cuenta, y la vi rebuscando algo en su bolso, vi que al lado tenía un vaso de agua lleno.
- ¿No estarás buscando algo así? -pregunté asustándola y mostrándole una caja de aspirinas, que yo mismo había traído esta mañana de mi casa.
- Sí... No encuentro las mías... -me dijo cuando se calmó del susto.
- ¿Te duele mucho la cabeza?
- Puf... ¿Esto es lo que se llama resaca, no?
- Jajajaja, abuela, que sé que usted se ha emborrachado mucho... No vaya de santita...
- Mucho, mucho no, eh... Alguna que otra vez... Por cierto, -dijo tomándose una de mis aspirinas- esto de entrar a mi camerino sin permiso... No lo veo bien, eh...
- Ha sido por una buena causa... -dije haciéndome el niño bueno.
- Claro... Oye... Gracias por la noche de ayer...
- Gracias a ti... Me lo pasé muy bien...
- Yo... Yo también... -volvió a sonrojarse- Pero... me quedé con las ganas de algo...

domingo, 2 de septiembre de 2012

Capítulo 5.

Anna me miró sorprendida. Y yo me permití el lujo de observarla. Pijama gris, moño y ojos vidriosos de nuevo. Y aún así, estaba guapísima.
- No hace falta... -dijo cansada.
- Vamos... Me he pasado toda la tarde comprando... Traigo los mejores nachos del mejor mexicano de Madrid... Y me he puesto tu camisa favorita... -respondí apoyándome en el marco de la puerta, añadiendo una sonrisa al final.
- Bueno... Solo porque te has molestado en cambiarte y ponerte esta camisa... Conoces demasiado bien mis puntos débiles... -respondió sonriendo por fin y apartándose de la puerta para que yo pasara- Perdona el desorden... Y mis pintas...
- Jajajaja, que boba eres! Estás preciosa! -dije dejando las bolsas en la cocina.
- Calla, anda! Voy a cambiarme, ¿vale? Me tendré que poner más decente que tú estás muy guapo...
Sonreí tímidamente. - No hace falta que te cambies si estás cómoda así.
- Pero es que... Tú arreglado y yo en pijama...
- Ahora lo soluciono. Espérame aquí. -dije de pronto saliendo de la cocina y adentrándome en el pasillo del piso de Anna.
Llegué a su habitación, ya la conocía porque no era la primera vez que iba a su casa. Rebusqué en sus cajones y encontré lo que buscaba. Me cambié y salí. Sí, con pijama. Con el pijama menos "femenino" que encontré de Anna y con la camiseta blanca que llevaba ya debajo de la camisa.
- Qué flaca estás, casi ni me cabe. -dije entrando en el salón. Anna rápidamente empezó a reír.
- ¿Pero qué haces? -preguntó aún riéndose- Estás loco! -me dijo sentándose en el sofá para seguir riéndose.
- ¿A qué me queda bien? -pregunté posando con toda la feminidad que tenía dentro, que espero que fuera poca... Anna solo se reía y asentía y yo aproveché para sentarme al lado de ella- No sabes como echaba de menos tu risa...
De pronto su risa se acabó y sus labios formaron una sonrisa preciosa. - ¿De verdad?
Asentí. - Complemente. Y echaba mucho de menos hacerte reír.
Esta vez su respuesta fue un abrazo. Un abrazo que no sé quien necesitaba más de los dos, si ella o yo. Y eso que ella lo estaba pasando mal, pero yo sentía que ese abrazo era lo que yo estaba esperando desde hace tiempo.
Mantuve el cuerpo de Anna entre mis brazos durante varios minutos que quizás a mí se me hicieron demasiado cortos. Al separarse de mí note que las lágrimas estaban a punto de salir de sus ojos y ella se estaba conteniendo.
- Cuqui, llora si es lo que necesitas...
- Es que... no quiero llorar más... -dijo cuando ya caían por sus mejillas algunas lágrimas. Yo me acerqué más a ella, y sequé sus mejillas con mis pulgares.
- ¿Quieres contarme que ha pasado?
Ella asintió. - P.pues como te dije... Quedábamos poco y discutíamos... Podíamos estar semanas sin hacer el amor y parece que ninguno lo necesitaba...
- Joder. -dije sin pensar, cortándola.
- ¿Qu.é pasa?
- Nada, nada...
- Va, dime. ¿Qué pasa?
- Que tiene que ser muy tonto para no querer hacer el amor contigo... -Anna me miró conteniéndose una sonrisa y haciéndose la sorprendida- ¿Qué? No me mires así... No he dicho nada raro... -dije al ver como me miraba- Va, sigue contando... -añadí para que aquello se olvidara y entonces me sonrió y continuó hablando.
- Pues, ayer estuvimos hablando por teléfono. Y discutimos otra vez, por una tontería. Total, que le dije que este fin de semana no quería verle porque para discutir prefería aprovechar el tiempo con mi familia, y él me dijo que mejor, que tampoco quería verme. Y entonces le dije que si no queríamos vernos era mejor dejarlo y él, como si lo estuviera deseando, me dio la razón y colgó. Y supongo que ya está, se acabó... -después de terminar de hablar, sus ojos se encharcaron de nuevo y ella se los tapó con las manos.
- Este tío es gilipollas. -Anna volvió a mirarme- Lo siento. Pero, ¿cómo te deja escapar? No tiene ni idea de lo que ha hecho...
- Joder, Dani... No sabes como te necesitaba... -respondió sonriendo aún con lágrimas en los ojos, y rápidamente se enganchó a mi cuello abrazándome. Yo puse mis manos en su cintura y la pegué a mí.
- Lo siento... Esto tendríamos que haberlo hecho ayer y no hoy...
- No pasa nada. Más vale tarde que nunca, ¿o no? -me susurró al oído. Y yo sin poder evitarlo me estremecí- Llevas quince minutos aquí y ya me has hecho sonreír más que en todo lo que llevo de día y eso es lo que importa.
- Pues te queda mucha noche, baby... -dije en plan seductor haciéndola reír otra vez- ¿Cenamos? Te conozco y sé que esto de Miki está haciendo que comas poco y mal, pero a unos nachos ricos ricos no te puedes negar, ¿a qué no?
- No, la verdad es que no. -respondió levantándose y ambos fuimos a la cocina, preparamos los platos y fuimos al salón de nuevo, donde cenamos viendo una película.

Cuando la película terminó, Anna me miró esperando que yo dijera algo, que le ofreciera el siguiente plan, y así lo hice.
- Ahora viene lo mejor. -le dije levantándome y trayendo las botellas de alcohol.
- ¿Me vas a emborrachar? -preguntó pícara.
- No, te vas a emborrachar tú solita...
- Ya sabes que no soy muy de beber.
- Vamos... Esto es lo mejor para olvidarte de cualquier cosa. Te lo digo yo. -añadí riéndome.
- Bueno, si me lo dice un experto en alcohol como tú me lo creo.
- ¿Experto en alcohol? Es la manera más suave de llamarme borracho, ¿no? -pregunté haciéndome el ofendido. Y ella asentió riéndose. Y haciéndome reír a mí.

Preparé las primeras copas para ambos, bastante cargadas. Y para mi sorpresa en cuestión de dos tragos Anna se la terminó.
- Abuela, baje el ritmo que no te podré seguir...
- Ponme otra, va... -dijo cuando vio que yo también me había terminado la mía. Obedecí y después de dársela puse música.

- ¿Bailamos? -pregunté con la que ya era la tercera copa en la mano. Ella sin mediar palabra me agarró y se puso a bailar, y yo intenté seguirla.
- Creo que me está subiendo... -me confesó al oído después de beberse el último trago de la que era también su tercera copa.
- Esa es la idea... -dije yo, que también empecé a notar los efectos del alcohol.
- ¿Vas a aprovecharte de mí? -me susurró. Sí, efectivamente el alcohol le estaba subiendo.
- Intentaré contenerme... -dije pensando en alto. Yo también estaba cogiendo el puntillo. Anna sonrió y siguió bailando como una loca. Yo solo la observaba, no necesitaba más.
¿Por qué mi amiga, medio borracha, desmaquillada, despeinada y en pijama me estaba resultando tan sexy? -me pregunté varias veces durante la noche. Recordándome a mí mismo lo que alcohol me hacía olvidar por momentos: que Anna era solo mi amiga y que yo tenía novia.


- Buf... no puedo más... -dijo ella dejándose caer en el sillón cuando vio que la segunda botella estaba completamente vacía.
- Yo tampoco... Voy a ponerme mi ropa... Aunque este pijama me queda muy bien... -dije con un tono parecido al de Boris Izaguirre y mientras escuchaba su risa en el salón, me cambié en su habitación. Con los tejanos puestos y la camisa medio abrochada, me senté a su lado, con la idea de ir despidiéndome, ya era tarde y al día siguiente el trabajo nos esperaba.
- Bueno... Ya es tarde...
- Quédate un rato más... La última copa... -me dijo mirándome y yo no pude negarme. Abrí la tercera botella y nos puse una copa a ambos.
La música seguía sonando pero nosotros ya no teníamos fuerza para bailar, aunque Anna movía sus brazos al ritmo de la canción, aún sentada en el sofá.
- Eh! Me vas a echar la copa encima, loca! -dije cuando el brazo que sostenía su copa se movía cada vez más rápido. Ella se rió y yo me reí con ella, durante un rato. Estábamos borrachos, de eso no tengo duda.
- O.oye Dan.i... -empezó a hablarme ella, dejando su copa en la mesa, y paró de reírse. Se puso más seria, y se colocó en frente de mí, cara a cara.
- D.dime...
- M.mi pijama... que te quedaba... muy bien... -terminó diciendo, bastante cerca de mí.
- ¿S.sí verdad? Yo también lo cr.eo... ¿M.me lo puedo llevar a casa?
Ella se rió y asintió y ambos, como un acto reflejo, nos acercamos más. La miré a los ojos pero mi mirada quería bajar hasta sus labios y así lo hice. Observe su boca, sus labios húmedos y volví a mirarla a los ojos, para ver que ella también tenía la vista fijada en mi boca. Y entonces me mordí el labio inferior, volviendo a descender con mi mirada a sus labios.
Y supongo que el deseo invadió mi conciencia y el alcohol me empujó a ello, por eso, cerré mis ojos, recorté la distancia y la besé.

miércoles, 22 de agosto de 2012

Capítulo 4.

Mierda. Anna ayer me necesitaba y yo como un subnormal no estuve con ella... Y quería volver a ser su mejor amigo, el de antes, el que no le fallaba nunca... Y en un par de días todo a la mierda. El intento se ha quedado en eso, en un simple intento.
Arranqué el coche y fui directo a plató, esperando encontrármela allí.
- ¿Ha llegado ya Anna? -pregunté a Flo cuando vino a entregarme el guión.
- Sí. Creo que está en su camerino. ¿Ya te has enterado?
- Sí. Ayer me mandó un mensaje y lo he visto hoy... Voy a hablar con ella...
- Inténtalo...

Así lo hice. Fui a su camerino, llamé un par de veces y al ver que nadie me contestaba abrí yo solo la puerta. No estaba allí. Fui a la terraza pensando que quizás estaría fumando, y acerté.
- Anna... -dije acercándome a ella, que estaba de espaldas a mí.
Ella se giró. - Hola. -dijo seca. Tenía los ojos vidriosos, y se notaba que había pasado mala noche.
- Lo siento, vi hoy el mensaje...
- Da igual. Esperé tener un amigo con el que desahogarme, y creí que ese serías tú, pero no fue así.
- Joder, Anna... Tenía el móvil apagado. No lo vi, lo siento.
- Te he dicho que da igual. Ahora no arreglas nada. Siempre pasa lo mismo. Siempre tienes una excusa preparada. Ayer no tenías el móvil encendido, el otro día Cris te llamó para ir a no sé donde y me dejaste plantada. Y así siempre y estoy harta. Ayer solo necesitaba cariño y apoyo de un amigo, pero empiezo a creer que contigo la palabra "amistad" no vale nada. -me dijo mirándome con los ojos brillantes.
- No digas eso... Siempre voy a ser tu amigo. Fue un error, lo sé... Pero ya está por favor... Voy a estar aquí siempre que me necesites.
- Ayer te necesitaba. ¿Sabes? Te necesitaba más que a nadie. ¿Y dónde estabas? ¿Qué hacías? No lo quiero ni saber. Solo sé que no estabas conmigo, no estabas con tu "amiga".
- Joder. Pero hoy estoy aquí, contigo. Vamos a tomar algo y así te despejas, ¿vale?
- No. Ahora salgo un rato con Raúl.
- Puedo ir yo también, así los dos te animamos... -dije como último intento para estar con ella.
- No. Ayer estuve con él a solas, y no me hizo falta nadie más. -respondió seria. Y esa respuesta me dolió. Demasiado.

No dije nada más y vi como se iba tras apagar el cigarro. Después de quedarme un rato allí plantado, mirando la calle y la gente que pasaba por allí, bajé de nuevo para leerme el guión.
Raúl y Anna no aparecieron a la hora de comer, se comentaba que se habían ido ellos dos por ahí y yo comí con Cristina apartados del resto.
Llegó la hora de empezar el programa y por fin la vi de nuevo. Iba preciosa. Más que cualquier otro día. Tenía un encanto especial... Un vestido azul ceñizo que marcaba cada una de sus curvas.
Aquel día me salí del guión más de lo habitual, le eché aquellos piropos que en Tonterías las Justas eran tan  comunes y en Otra Movida casi inexistentes. Y ella me respondía o simplemente sonría, con lo que yo ya me quedaba satisfecho.

- ¿Cuántos piropitos hoy, no? -me pregunto Cristina nada más terminar la reunión post-programa.
Yo resoplé. - Mira, Anna está mal. Acaba de dejarlo con Miki, es mi amiga y quiero animarla. ¿Tiene eso algo de malo?
- Hombre, estás con ella todo el programa, salgo yo diez minutos y ni siquiera me miras.
- ¡Joder! ¿Puedes dejar de querer ser el centro de atención siempre? -pregunté mosqueado. Estábamos en mi camerino y supuse que nadie nos escucharía.
-¿Cómo? ¿Qué cojones te pasa, eh!? -replicó en un grito ella.
- Lo siento. No me gusta ver mal a mi amiga, y me jode que tú quieras seguir teniendo toda mi atención. Llevo meses teniendo solo ojos para ti, ¿puedes entender que quiera estar más con la que fue mi mejor amiga durante meses, ahora que está mal?
- Que sí, lo que tú digas. Nos vemos mañana.
- Adiós. -y me acerqué a ella dejándole un beso muy corto y seco en los labios. Ella abrió la puerta y se quedó unos segundos mirándome, supongo que esperaba que fuera detrás de ella, que le pidiera pasar toda la tarde juntos, pero no lo hice. Y se fue.

Yo busqué a Anna pero me dijeron que se fue sola. Y en el parking me encontré a Raúl.
- Oye, Raúl, ¿tienes pensado ir a ver a Anna o algo? ¿Habéis quedado?
- No... Pero sí tenía pensado pasarme luego a verla. Necesita ánimos...
- Ya lo sé. Era para decirte que no hace falta que vayas, ya me encargo yo. Se lo debo...
- Vale, no te preocupes. Cuídala y anímala mucho, eh!
- Claro. Gracias, ¡hasta mañana!

Me despedí de él y me fui a hacer unas compras. Cuando terminé volví a casa para ducharme y cambiarme. Me puse una camisa de cuadros que sabía que a Anna le gustaba, porque siempre que me veía con ella me lo decía. Y cuando ya eran algo más de las 8 de la tarde, me metí de nuevo en mi coche, dirección a su casa.
Con las bolsas en la mano, llamé a cualquier otro timbre para que me abrieran la puerta de abajo, y así pude subir hasta la puerta de casa de Anna sin que ella supiera nada. Una vez allí, llamé a su timbre y esperé a que me abriera.
A los pocos segundos, la puerta se abrió.
- Traigo risas, cariño, apoyo, cena y alcohol. ¿Dejas que te compense mi última cagada? Prometo hacerte olvidar cualquier cosa que te haga daño.